16 de octubre de 2010

#03_inventora

LE FABULEUX DESTIN DE DEUX AMIS
Volaremos a nuevas ciudades,
soñaremos en otros rincones,
exploraremos nueva música, películas, otros libros...
cambiaremos de aspecto,
cambiaremos de vida...
y si el final de este cuento tienes que acabarlo solo... Ne te préoccupe pas!
seguiremos soñando tomando café mientras te ayudo a dar de comer a tus solitarios y viejos gatos...
porque hay cosas que no cambian :)
FELICITATIONS mon petit cher français!


RE: mon petit cher français:

Merci beaucoup :)

"Todo empezó, como siempre pasa contigo, con un vuelo...

Fue incluso antes, con una ilusión compartida sentados en la barra de cualquier bar de nombre tropical, cuando empecé a entrever, a través del flequillo que te ocultaba, cómo asomaba tímidamente entre tu pelo, mis tsunamis de palabras y los vasos vacíos que empezaban amontonarse, unos ojos llenos de curiosidad y hambre, frescura y contención, pero, por encima de todos los juegos bipolares que más tarde crearíamos, niñez… unas veces reprimida, otras despiadadamente manifestada y, las menos, llenas de la madurez de la que toda femme fatale presume.
Como en una de esas resacas en las que no sabes cómo has llegado donde estás, exploramos una ciudad para nosotros totalmente desierta; repleta de gente, sí, pero todo nuestro tiempo fue invadido por los ‘des-conocidos de nosotros mismos’, nuestras inquietudes y, sobre todo, nuestros descubrimientos.
De nuevo otro vuelo, nos despertó de esa ‘ciudad trágica’ que nos empeñamos en alegrar; tras él nos mostramos tiovivos, furgonetas, caballos, pollos, erizos, mimos, niños con mochilas descomunales, sonidos orientales,…
De repente, el flequillo desapareció; me enseñaste tu frente, tu cara sin pintar y todos y cada uno de los recovecos de tu mente que tu sonrisa sabe disimular a la perfección: comenzaba un juego tal vez exageradamente autodestructivo, demasiado masoquista para lo fuimos forjando… tú eras para mí todo lo que yo no entendía y yo tal vez todo lo que tú no querías oír, lo que te esforzabas con actos que rozan lo psicótico en ocultar.
‘Necesidad’ no es la palabra adecuada, pero es la primera que se viene a la mente.
De la mano paseamos por cines, parques, músicas, libros, pinturas: nos describimos en colores, en mucho blanco y poco negro, en sonidos afrancesados y silencios coincidentes.
De la mano te empeñabas en ver el lado verde de lo más marrón-rojizo (¿?), y me encantaba el cristal de tus gafas, aunque muchas veces las viera poco graduadas.
De esas ansias por conocer nuestro opuesto, casi como inquietud infantil, nacieron risas, llantos, anécdotas, desengaños, ilusiones, libretas mágicas, nombres de todo tipo, anotaciones obsesivas, más anécdotas, besos (¿por qué no?), miradas cómplices y abrazos altamente reconstituyentes.
Acompañados por cafés, sorbetes de limón, cigarros o chupa-chups… la compañía era lo de menos; lo de más siempre fue (parecidos razonables aparte) que ambos despertábamos en el otro lo que ‘no se despertaba sólo’, supongo que motivo también por el que tus lágrimas circulan directamente por mis venas, y mis caras de perrillo pachón (por impotencia de llanto) por las tuyas.
Nuestras minúsculas discordias basadas en voluntades mayúsculas (‘eres un enfermo’ siempre seguiría a ‘eres una frígida’) eran, son y serán motivos por los que dos mentes tan sumamente distintas son capaces de conectar de forma inseparable (y podemos preguntarle a mis auriculares sobre esa falta de separación que tus amigas se empeñan en disipar con colores chillones).
Y precisamente por eso, porque las mil distancias son quienes acaban acercándonos, empezamos a vernos en cada fotograma, trazo y acorde que experimentamos por separado, para salir corriendo al instante hacia nuestro lugar de confesión: terraza, mesa, poyete o sucedáneo. Empezamos a creernos, a admirarnos, juntos y por separado; sabíamos que lo que nos contáramos despertaría el interés y la inminente respuesta, respuestas de antemano sabidas, pero nos servía como excusa para mantener esa inmejorable rutina que, de cuando en siempre, creábamos y fulminábamos a nuestro antojo.
Y aún hoy, pese a que sea cada vez más difícil sorprendernos, espero ese olor a tierra mojada y esa sensación de hoja flotando en un charco que me provocas con tan sólo contarme la última de tus huídas extravagantes de una, para ti, situación incómoda, tu sonrisa de trágame tierra cuando mi lengua dispara contra tu intimidad, o tus carcajadas descaradas en un ambiente de ‘silencio, se estudia’ que atraen todas las atenciones de la biblioteca y sacan a la superficie todo el rojo de mis mejillas.

Tal vez sea eso: nunca sería capaz de ser tú, y es un vuelo que no quiero perder... "

3 comentarios:

  1. eres increíble (y ahora ya no es buscándote parecidos)...

    ResponderEliminar
  2. se me olvidó firmar:

    PD: el arquitecto de tus lados incorrectos (cada vez más)

    ResponderEliminar
  3. Cuando dices... "de la mano paseamos por cines, músicas..." he de decir que aunqe sea en sentido explícito, gracias por respetar siempre mi espacio vital, tan importante para mí. Y guardarte hasta el día precumple para darme la mano mientras veíamos "cuando sube la marea",un añadido más a favor de Le fabuleux destin de deux amis, no esperaba sentirme tan cómoda a pesar de tus constantes arrebatos ensoñadores (cohetazos más bien ;D )

    p.d: no mucho más que decir...todavía no he progresado mucho los aiiii ihhhh mimimimi
    p.d.1: LES TEMPS SONT DURS POUR LES REVEURS.

    ResponderEliminar